martes, 27 de marzo de 2012

La Ofensiva Riqueza de la Iglesia Catolica

La riqueza es diametralmente opuesta a la búsqueda de Dios y de su Reino


Recordemos que Jesús vestía túnica y sandalias y no poseía bienes materiales; el Papa vive en la opulencia, en palacios, rodeado de sirvientes en un lujo ostentoso, majadero, con su espacio repleto de oro, joyas, jardines, satín, el Papa dispone en lo personal, dos cocineras, 3 “monjes-mayordomos” para arreglar su ropa (para eso “viven”), 2 secretarios particulares y varios otros asistentes.

A través de su historia la Iglesia ha cobrado impuestos, ha tenido su propio ejército (de hecho lo sigue teniendo, con entrenamiento militar en las armas más modernas) y por cierto el Vaticano es el Estado-País con más crimen per cápita del mundo, debido a los asaltos constantes a los turistas.

Mientras Jesús, indignado, destrozó los puestos de comerciantes en el templo, el Vaticano utiliza su propio banco para prestar dinero con intereses, lavar divisas de la mafia y hasta se ha visto involucrado en auténticos fraudes financieros por miles de millones de dólares, como ejemplo; el Cardenal Cody, de Chicago había amasado una fortuna “para su diósesis” que ya en los años 70 superaba los mil millones de dólares, el ingreso anual excedía los $300 millones de dólares (pero cerró varias escuelas para niños negros pues su Iglesia “no las podía mantener”. Él, antes, había salido de la diósesis de Nueva Orleans por apoyar la segregación racial).

No sólo en México, se estima que en los Estados Unidos la Iglesia Católica es el mayor terrateniente del país, después del gobierno, (templos, seminarios, escuelas, hospitales, casas… que además no pagan impuestos) y su riqueza… ¡excede la de las 5 empresas más grandes del país, juntas!

En Italia se calcula que la Iglesia Católica es dueña del 10 al 15% de todas las acciones registradas en las Bolsas de Valores italianas.

La exorbitante riqueza de la Iglesia Católica a nivel mundial no sólo es una vergüenza moral, pero un dilema financiero, es de tal magnitud que es imposible calcularla. En una entrevista reciente, al encargado de las finanzas del Vaticano, al preguntarle a cuánto ascendía contestó “sólo Dios sabe”, pero varios estudios independientes estiman que la Iglesia Católica es la mayor acumuladora de riquezas y bienes raíces en el mundo. ¡Ah para dignos seguidores del mensaje de Jesús quien proponía "Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser Mi discípulo"
(Lc 14:33)

Jesús se acercaba, amaba y respetaba por igual a leprosos, mujeres, enfermos, prostitutas, cobradores de impuestos y ricos (como José de Arimatea), mientras sus “únicos representantes” en la tierra no permiten que las mujeres puedan ejercer el sacerdocio, discriminan y condenan a seres humanos por tener una preferencia sexual diferente de la que ellos aceptan, y persiguen y denostan a los “herejes” que no creen en sus dogmas. En el Vaticano, la mayoría de sus militantes, tienen relaciones sexuales entre ellos mismos.

El silencio y más recientemente la asquerosa, consciente, deplorable, arrogante y cómplice respuesta que ha*orquestado la iglesia católica ante las incontables denuncias de pederastia por supuestos “representantes de ”Dios” en la tierra”* en Estados Unidos, México, España, Bélgica y tantos y tantos otros países que protege y encubre a esos nefastos criminales y quien en vez de entregarlos a la justicia civil para su juicio y encarcelamiento paga enormes sumas de dinero (más de 1,400,000,000 de Euros, tan sólo en Irlanda) para evitar que sean juzgados, y además, esconde información, evidencias y así abandona y aplasta los más elementales derechos de niños inocentes, torturados, abusados, ignorados… destrozando en muchos casos su futuro mientras la ”sagrada institución” se preocupa más por “resguardar” su imagen

Mientras Jesús era pacifista y decía que como respuesta a una bofetada en la mejilla derecha había que ofrecer también la otra (Mt 5:38-42), la iglesia ha encabezado guerras, no sólo las Cruzadas, ha “evangelizado”, conquistando a la fuerza y con armas territorios en todo el mundo, en América destruyó códices antiguos valiosísimos, hermosos templos y magníficas obras de arte “paganas”.

La Iglesia acepta la pena de muerte y las atrocidades de la inquisición no tienen excusa alguna; 110,000 “juicios” por brujería de 1450 a 1750, más de la mitad de los juzgados terminaron siendo ejecutados.

Jesús nació, vivió y murió siendo judío, su lucha fue por recuperar el Templo y retomar la Palabra de Dios, la Ley, el Torá, su muerte fue ordenada por los romanos y sin embargo la Iglesia calló durante el holocausto y por siglos ha propiciado la discriminación y persecución a los judíos.

Jesús buscaba la verdad, el cielo, el Reino de Dios adentro de sí mismo, sin embargo la iglesia se ha autoerigido como la única instancia capaz de interpretar las escrituras y de decidir qué es bueno y qué es malo: pecado. El Papa Ratzinger, en España, en el verano de 2011, en tono sarcástico y de burla dijo: “creyéndose dioses” desearían “decidir por sí solos qué es verdad o no, lo que es bueno o es malo, lo justo o lo injusto” sin que la iglesia intervenga.

En nuestro México y en el mundo encontramos en los templos: viejitos con barba blanca flotando en nubes, Cristos ensangrentados en elegantes ataúdes o crucificados, otros ascendiendo en su nube al cielo, hay vírgenes en estatuas, en cuadros, en muñecas, hay santos y santas, hay imágenes de próceres, mártires, ángeles, beatos, imágenes de sacerdotes, de monjas y hasta figuras con pedazos de cuerpo (“milagros”) y animales, además se veneran manchas de humedad en paredes y hasta una semilla de cacahuate con forma de “niñito dios de nacimiento” tiene ya su altar, se propicia el que los fieles asistan a ver reliquias de todo tipo; la Sangre de Cristo (en Brujas, Bélgica, en España), pertenencias de San Juan Bosco, de Santa Teresita e inclusive, en México, la ampolleta-viajera con sangre de Karol Wojtyla.

No hace tanto, en 1978, ascendió al trono papal, un hombre sencillo, humilde, noble, amable, inteligente, “el Papa Sonriente”, lo apodaron así a Albino Lucciani, ex cardenal de Venecia.

Él quiso terminar con la mafia en el Banco del Vaticano, quería una iglesia pobre para los pobres; le avergonzaba ser cargado en los hombros de sirvientes en su silla-templete de telas de seda, con terciopelo, chapeada en oro, con plumas de aves exóticas y satín (La Sedia Gestatoria), “murió” a los 33 días de iniciado su pontificado, obviamente asesinado, la Iglesia, como institución, no hizo nada para aclarar su muerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario