miércoles, 16 de agosto de 2017

No al Racismo


La elección en Edomex, viciada y anulable

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Caso Márquez-Julión: “La corrupción paraliza al sistema judicial”

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Preparativos Delincuenciales


viernes, 11 de agosto de 2017

Responsable Criminal Neo Liberal


Renegociando el TLC


Peña es “un empleado maltratado” por “su jefe” Trump: Maduro

Peña es “un empleado maltratado” por “su jefe” Trump: Maduro

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Trump exigió a Peña callar en público su negativa a pagar el muro

Trump exigió a Peña callar en público su negativa a pagar el muro

http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2017/08/03/trump-pidio-a-pena-dejar-de-decir-que-mexico-no-pagara-el-muro-wp

David Brooks, corresponsal |  jueves, 03 ago 2017

Nueva York. Donald Trump exigió a Enrique Peña Nieto que aunque reconocía que México no pagaría por el muro fronterizo, “no le puedes decir eso a la prensa” y hasta amenazó con romper su relación con su contraparte mexicana sobre el tema, y ofreció tropas estadunidenses para el combate contra la droga en México según una transcripción clasificada de la Casa Blanca del diálogo telefónico entre los dos mandatarios ocurrido el 27 de enero.
La transcripción de la llamada obtenida y publicada por el Washington Post esta mañana, muestra que Trump, quien había tomado posesión hacia poco, estaba obsesionado en cómo maniobrar públicamente en torno a su promesa electoral de construir un muro fronterizo pagado por México, indicando que reconocía que México no la pagaría pero que necesitaba que Peña Nieto dejara de declararlo públicamente.
Trump le dice que el muro “es la cosa menos importante de lo que estamos hablando, pero políticamente podría ser la más importante”. Agregó que “si vas a decir que México no va pagar por el muro, entonces yo no quiero reunirme más con ustedes porque no puedo vivir con eso”.
Trump regresó al tema varias veces: “sobre el muro, ambos tú y yo tenemos un problema político”, señalando que dada su promesa electoral “yo tengo que tener que México pagará por el muro -lo tengo que tener…. Yo he estado hablando de eso por un periodo de dos años”.
Trump le propone a Peña Nieto que dejaran de hablar del asunto, y que ambos deberían de decir que “lo resolveremos” en lugar de “que tú digas ‘nosotros no pagaremos’ y yo diciendo ‘nosotros no pagaremos’”.
El mandatario mexicano rehusó, afirmando que “mi posición ha sido y continuará siendo muy firme, diciendo que México no puede pagar por el muro”. Es aquí cuando Trump le exige: “pero no le puedes decir eso a la prensa. La prensa se irá con eso, y yo no puedo vivir con eso”.
De hecho, la llamada inició con Peña Nieto declarando a Trump que “es completamente inaceptable que mexicanos paguen por el muro que ustedes están pensando en construir”, y reconociendo el “pequeño margen político” que tiene Trump sobre el asunto le afirmó que “yo tengo una falta de margen político como presidente de México para aceptar esta situación”. Le insta al estadunidense a buscar una manera para superar la disputa sobre el muro para poder abordar los temas de cooperación bilateral en los ámbitos económicos, comerciales y de seguridad.
Al final de la conversación sobre este punto, Peña Nieto insistió en que lo del muro es “un tema relacionado con la dignidad de México y tiene que ver con el orgullo nacional de mi país”. Pero al final, el mandatario mexicano le sugiere que “dejemos de hablar del muro”, para buscar una solución “creativa” y no dejar que esto quede como un obstáculo a la cooperación bilateral.
Militares de EU
En otra parte de la conversación, Trump comenta sobre el “masivo problema de drogas” en su país, acusando que esas drogas provienen o cruzan por México. Pasó a caracterizar a los capos de los cárteles mexicanos como “pretty touch hombres”, y señaló que “estamos dispuestos a ayudarte con eso…. pero tienen que ser noqueados y ustedes no han hecho un buen trabajo para noquearlos”. Agregó que se tiene que trabajar sobre eso de manera conjunta, y señaló que “tal vez tus militares les tienen miedo, pero nuestros militares no, y te ayudaremos con eso al 100 por ciento porque está fuera de control -completamente fuera de control”.
Peña Nieto señaló que el narcotráfico en México está “en gran medida apoyado por los montos de dinero y armas ilícitos que provienen de Estados Unidos”.
Amenazas económicas
En otras partes de la conversación, realizada apenas una semana después de ocupar la Casa Blanca, Trump amenazó con imponer aranceles de hasta el 35 por ciento sobre importaciones mexicanas, ya que no podía aceptar el déficit comercial que su país tiene con México. “Yo fui votado sobre la base de que estamos perdiendo tanto dinero a México en torno a empleos, fábricas y plantas mudándose a Mexico. No podemos hacer eso más y te tengo que decir que no es sostenible”. Agregó que ese “impuesto fronterizo” es lo que él favorece, pero que por ahora está esperando a solicitud de su yerno para que él trabaje sobre un acuerdo con Luis Videgaray - pero que si no lo logran, está listo para imponer esos aranceles y dejar de tener reuniones sobre el asunto.
Cuando Peña Nieto responde que esta es una propuesta nueva, Trump interrumpe afirmando que no tiene nada de nuevo, que lo había dicho durante toda su campaña. Peña Nieto busca otra ruta para invitar un diálogo sobre estos temas en beneficio a ambos países y señala que hay consecuencias de un cambio en la relación económica, incluyendo en el ámbito de la migración, y que por lo tanto el mejor camino es el que promueve el desarrollo económico en ambos países. Trump responde que hablando de migración, por eso “tendremos el muro, porque no queremos que la gente cruce la frontera… ya tenemos suficiente gente cruzando la frontera, queremos frenarlo en frío”.
Pero entre amenazas y exigencias, Trump también intentó ser más ameno, afirmando a su contraparte mexicana que “tú y yo siempre seremos amigos, no te preocupes”. Desde el inicio de la conversación, señala que “para ser honesto, yo no quería una reunión, no quería reunirme con Luis [Videgaray], no quería reunirme con México…. Solo fue por la muy buena relación que Jared Kushner [yerno y asesor presidencial] tiene con Luis que estos dos decidieron reunirse y discutir, pero yo no estaba verdaderamente a favor de esa reunión”. No queda claro a cuál de todas las reuniones se estaba refiriendo, pero en otras partes de la conversación retomó el punto de que la negociación entre los dos mandatarios estaría en manos de “Jared y Luis”.
En este tono amable, Trump afirmó que si ambos logran resolver los conflictos sobre la frontera y el comercio, “podremos casi volvernos los padres de nuestro país -casi, no exactamente, ¿ok?”.
Y bromea con su contraparte: “yo quiero que seas tan popular que tu pueblo llamará por una enmienda constitucional en México para que puedas concursar de nuevo por otros seis años”. Poco antes de colgar, ambos hablan de su mutuo interés en promover una relación amistosa y próspera para ambos países.
Mientras que Peña Nieto siempre se refirió a Trump como “señor presidente”, el estadunidense a lo largo de la conversación usó el nombre propio de su contraparte.
Las transcripciones fueron basadas en los apuntes de personal de la Casa Blanca que monitoreó las llamadas de Trump para producir lo que se llama un “memorándum de conversación”, y que son circuladas entre los altos niveles de la Casa Blanca y otros funcionarios. Aunque partes de estas estas llamadas ya se habían reportado, las transcripciones completas obtenidas por el Post siguen siendo clasificadas, y ofrecen por primera vez el diálogo oficial completo.
El Post también obtuvo y publicó la transcripción de lo que fue una de las llamadas más controvertidas del nuevo presidente con su contraparte del país aliado Australia. Ambas están disponibles en este link.

Exito Humillante


Secretarias de Estado


Muere 'Rius', maestro de ‘moneros’

Muere 'Rius', maestro de ‘moneros’

http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2017/08/08/muere-rius-maestro-de-2018moneros2019

Rubicela Morelos, corresponsal, Fabiola Palapa, Ana Mónica Rodríguez, Reyes Martínez y Ángel Vargas | martes, 08 ago 2017

Ciudad de México. Considerado uno de los máximos exponentes de la caricatura mexicana, maestro informal de muchos mexicanos y formador de conciencias, el caricaturista y escritor Eduardo del Río, Rius, falleció la madrugada de este martes, a la edad de 83 años, en su casa de Tepoztlán, Morelos.
La causa de deceso del autor de Los Agachados y Los Supermachos fue insuficiencia respiratoria y cáncer de próstata, informaron familiares y amigos que se encontraban en la funeraria Gayosso de Cuernavaca, donde se preparó el cuerpo para ser trasladado a la Ciudad de México.
Citlalli, hija de Rius, dijo que ella y su madre perdieron a su padre de manera física; pero expresó que todo el trabajo del dibujante se queda con ellas y con todos los que se rieron con sus caricaturas y los que han leído sus libros.
Citlali y Micaela Flores, hija y esposa del caricaturista Rius, dirigen un mensaje a los medios de comunicación afuera de la funeraria, las acompaña El Fisgón. Foto José Antonio López
A la funeraria llegaron integrantes de los frentes en defensa de Tepoztlán, los que lamentaron la muerte del artista y aseguraron que ‘‘se les fue un compañero de sus luchas’’, como cuando se opusieron al club de golf y ahora a la ampliación de la autopista La Pera-Cuautla.
El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad recuerda que Rius participó en la campaña No más sangre, que impulsan desde 2011 contra la violencia e inseguridad en Morelos y el país.
El caricaturista, cuya salud estaba muy deteriorada, en el homenaje que se le rindió el año pasado en el Museo del Estanquillo (La Jornada, 9/12/16), explicó que hacía dos meses lo habían diagnosticado como ‘‘enfermo terminal’’ de cáncer y con el humor que lo caracterizaba dijo: ‘‘Es alguien que se va a morir, así que todos éramos enfermos terminales. Ahorita el cuerpo médico se hace cargo de mí y me está garantizando que voy a morir en perfecto estado de salud”, expresó.
Rius, en su autobiografía Mis confusiones: memorias desmemoriadas, escribió que hizo ‘‘toda la lucha que le tocaba para tratar de que las cosas mejoren en México y que no iba a parar de hacerlo, pues se consideraba un marxista-masoquista que no tiraba la toalla.
‘‘Mejor la agarro y me limpio las manos como Herodes (¿o Pilatos?, ya estoy confundido), y me concreto a despedirme deseándoles lo mejor para sus apreciables y distinguidas familias, madrecitas incluidas. Ahí les encargo mi México Particular esperando se mejore con la ayuda de todos ustedes. (Atentamente Eduardo del Río García)”
La secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, dijo en su cuenta de Twitter que "con el deceso de Rius, creador de un estilo renovador, termina una época de la caricatura política y de divulgación. Mi pésame a sus deudos".
Eduardo del Río figuró entre los máximos exponentes de la caricatura mexicana e hizo del humor una forma de vida, se trazó un objetivo y lo cumplió: cultivar la caricatura. Por ello en cada uno de sus libros de historietas rompió con la solemnidad para abordar con humor temas de filosofía, capitalismo, marxismo, historia, religión y hasta nutrición vegetariana.B
Durante más de cinco décadas orientó, divirtió y formó a miles de vegetarianos y ateos.
Entre el amor y el humor, así transcurrió la larga y prolífica vida del caricaturista nacido el 20 de junio de 1934, en Zamora, Michoacán, ícono y referente de la caricatura política y literatura didáctica del México del siglo XX, que se mantuvo activo hasta el último momento.
Postulaba que ‘‘uno es viejo cuando se siente viejo, y todavía no me siento así. Será porque sigo trabajando, a lo mejor si dejo de hacerlo sí me cae el viejazo y ni cuenta me voy a dar”.
Autor de historietas clásicas como Los Supermachos y Los Agachados, con las cuales revolucionó esa expresión en México, siempre sostuvo que el humor es, en parte, como el amor, y reconocía a ambas expresiones como el motor principal de su existencia.
‘‘Hay que conservarlo toda la vida, porque sin amor ésta no es vida; aclaro que amor en el sentido amplio de la palabra, no sólo en la cosa sexual, ¡eh! El amor al prójimo, a los animales, a la vida, etcétera. Y es igual al humor, porque éste es una forma de ver la existencia. Me ha sostenido con vida para poder seguir trabajando y sobreviviendo”, dijo en una entrevista con La Jornada.
Eduardo del Río Rius fue un hombre de sonrisa permanente, comentarios amables y señalamientos precisos y críticos, cáusticos e irreverentes, además de un refinado y contagioso sentido del humor.
A su ingenio y talento no se le escapaba nada, y si algo lo caracterizó fue su afán desmedido de conocimiento de diversos ámbitos.
Eso lo llevó a producir una sorprendente cantidad de libros con temas variopintos, más de 110 títulos, desde religión hasta historia, de economía hasta nutrición, de educación hasta marxismo, de sexo hasta filosofía.
Incluso, el fallecido escritor Carlos Monsiváis decía que “en México había tres instituciones educativas: la Secretaría de Educación Pública (SEP), Televisa... y Rius”.
‘‘He dedicado mi trabajo de toda la vida a tratar no de educar, sino de crear un poco de conciencia en las personas. Los resultados cada quien los puede definir”, decía el dibujante.
‘‘Hago mis libros como una manera de aprender. Nada más tengo como diploma de estudios hasta quinto de primaria. Entonces, al mismo tiempo que estoy haciendo un libro para que la gente se ilustre sobre cierto tema, yo también lo estoy aprendiendo.”
La biografía del caricaturista, quien comenzó su carrera en 1954, en la revista Ja-Já, lo describe como una persona inquieta y trabajadora; un hombre polifacético que incursionó en diferentes facetas y quehaceres.
Lo mismo fue burócrata que embotellador, profesor sin título que seminarista, mensajero, vendedor de jabón que enterrador de una reconocida funeraria, así como cajista.
Cuba para principiantes, de 1966, es su primer libro. Ahí volcó su simpatia por la revolución cubana, a partir del humor y la caricatura con un lenguaje accesible y ameno. En 1994 publicó Lástima de Cuba. El grandioso fracaso de los hermanos Castro, donde, con el mismo tono, plasmó sus opiniones, ya entonces críticas hacia la isla.
La fórmula de humor y lenguaje llano para trabajar contenido político la aplicó en sus historietas Los Agachados y Los Supermachos, publicadas a finales de los años 60 del siglo pasado.
Rius colaboró en las revistas más importantes de México y en vaios periódicos de circulación nacional, entre ellos La Jornada. Fue creador de revistas de humor político, como La Garrapata y El Chahuistle, así como El Chamuco y Los hijos del Averno
Severo crítico del sistema político, el imperialismo, el consumismo y la religión, Rius gustaba decir con sorna que tenía ‘‘un pacto con el diablo” el cual le permitió dibujar durante más de seis décadas y ‘‘volver ateos” a todos los que pudiera.
De posición progresista, tenía la convicción de que era necesario ‘‘resucitar a la izquierda” otra vez, aunque matizaba diciendo que ya no contaran con él, que cambiar al país era algo que corresponde a las nuevas generaciones.
Reconocido con el Premio Nacional de Periodismo de México en caricatura en 1987 y en 2010 por trayectoria, Rius estaba convencido de que el humorismo es una rama menospreciada de la filosofía.
Ciudad de México. Considerado uno de los máximos exponentes de la caricatura mexicana, maestro informal de muchos mexicanos y formador de conciencias, el caricaturista y escritor Eduardo del Río, Rius, falleció la madrugada de este martes, a la edad de 83 años, en su casa de Tepoztlán, Morelos.
La causa de deceso del autor de Los Agachados y Los Supermachos fue insuficiencia respiratoria y cáncer de próstata, informaron familiares y amigos que se encontraban en la funeraria Gayosso de Cuernavaca, donde se preparó el cuerpo para ser trasladado a la Ciudad de México.
Citlalli, hija de Rius, dijo que ella y su madre perdieron a su padre de manera física; pero expresó que todo el trabajo del dibujante se queda con ellas y con todos los que se rieron con sus caricaturas y los que han leído sus libros.
Citlali y Micaela Flores, hija y esposa del caricaturista Rius, dirigen un mensaje a los medios de comunicación afuera de la funeraria, las acompaña El Fisgón. Foto José Antonio López
A la funeraria llegaron integrantes de los frentes en defensa de Tepoztlán, los que lamentaron la muerte del artista y aseguraron que ‘‘se les fue un compañero de sus luchas’’, como cuando se opusieron al club de golf y ahora a la ampliación de la autopista La Pera-Cuautla.
El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad recuerda que Rius participó en la campaña No más sangre, que impulsan desde 2011 contra la violencia e inseguridad en Morelos y el país.
El caricaturista, cuya salud estaba muy deteriorada, en el homenaje que se le rindió el año pasado en el Museo del Estanquillo (La Jornada, 9/12/16), explicó que hacía dos meses lo habían diagnosticado como ‘‘enfermo terminal’’ de cáncer y con el humor que lo caracterizaba dijo: ‘‘Es alguien que se va a morir, así que todos éramos enfermos terminales. Ahorita el cuerpo médico se hace cargo de mí y me está garantizando que voy a morir en perfecto estado de salud”, expresó.

Rius, en su autobiografía Mis confusiones: memorias desmemoriadas, escribió que hizo ‘‘toda la lucha que le tocaba para tratar de que las cosas mejoren en México y que no iba a parar de hacerlo, pues se consideraba un marxista-masoquista que no tiraba la toalla.
‘‘Mejor la agarro y me limpio las manos como Herodes (¿o Pilatos?, ya estoy confundido), y me concreto a despedirme deseándoles lo mejor para sus apreciables y distinguidas familias, madrecitas incluidas. Ahí les encargo mi México Particular esperando se mejore con la ayuda de todos ustedes. (Atentamente Eduardo del Río García)”
La secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, dijo en su cuenta de Twitter que "con el deceso de Rius, creador de un estilo renovador, termina una época de la caricatura política y de divulgación. Mi pésame a sus deudos".
Eduardo del Río figuró entre los máximos exponentes de la caricatura mexicana e hizo del humor una forma de vida, se trazó un objetivo y lo cumplió: cultivar la caricatura. Por ello en cada uno de sus libros de historietas rompió con la solemnidad para abordar con humor temas de filosofía, capitalismo, marxismo, historia, religión y hasta nutrición vegetariana.B
Durante más de cinco décadas orientó, divirtió y formó a miles de vegetarianos y ateos.
Entre el amor y el humor, así transcurrió la larga y prolífica vida del caricaturista nacido el 20 de junio de 1934, en Zamora, Michoacán, ícono y referente de la caricatura política y literatura didáctica del México del siglo XX, que se mantuvo activo hasta el último momento.
Postulaba que ‘‘uno es viejo cuando se siente viejo, y todavía no me siento así. Será porque sigo trabajando, a lo mejor si dejo de hacerlo sí me cae el viejazo y ni cuenta me voy a dar”.
Autor de historietas clásicas como Los Supermachos y Los Agachados, con las cuales revolucionó esa expresión en México, siempre sostuvo que el humor es, en parte, como el amor, y reconocía a ambas expresiones como el motor principal de su existencia.
‘‘Hay que conservarlo toda la vida, porque sin amor ésta no es vida; aclaro que amor en el sentido amplio de la palabra, no sólo en la cosa sexual, ¡eh! El amor al prójimo, a los animales, a la vida, etcétera. Y es igual al humor, porque éste es una forma de ver la existencia. Me ha sostenido con vida para poder seguir trabajando y sobreviviendo”, dijo en una entrevista con La Jornada.
Eduardo del Río Rius fue un hombre de sonrisa permanente, comentarios amables y señalamientos precisos y críticos, cáusticos e irreverentes, además de un refinado y contagioso sentido del humor.
A su ingenio y talento no se le escapaba nada, y si algo lo caracterizó fue su afán desmedido de conocimiento de diversos ámbitos.
El referente cultural del país, maestro informal de muchos mexicanos, el más entrañable de los caricaturistas y formador de conciencias, el historietista Eduardo del Río (Zamora, Michoacán, 1934), mejor conocido como Rius, murió a los 83 años en Tepoztlán, Morelos.
Eso lo llevó a producir una sorprendente cantidad de libros con temas variopintos, más de 110 títulos, desde religión hasta historia, de economía hasta nutrición, de educación hasta marxismo, de sexo hasta filosofía.
Incluso, el fallecido escritor Carlos Monsiváis decía que “en México había tres instituciones educativas: la Secretaría de Educación Pública (SEP), Televisa... y Rius”.
‘‘He dedicado mi trabajo de toda la vida a tratar no de educar, sino de crear un poco de conciencia en las personas. Los resultados cada quien los puede definir”, decía el dibujante.
‘‘Hago mis libros como una manera de aprender. Nada más tengo como diploma de estudios hasta quinto de primaria. Entonces, al mismo tiempo que estoy haciendo un libro para que la gente se ilustre sobre cierto tema, yo también lo estoy aprendiendo.”
La biografía del caricaturista, quien comenzó su carrera en 1954, en la revista Ja-Já, lo describe como una persona inquieta y trabajadora; un hombre polifacético que incursionó en diferentes facetas y quehaceres.
Lo mismo fue burócrata que embotellador, profesor sin título que seminarista, mensajero, vendedor de jabón que enterrador de una reconocida funeraria, así como cajista.
Cuba para principiantes, de 1966, es su primer libro. Ahí volcó su simpatia por la revolución cubana, a partir del humor y la caricatura con un lenguaje accesible y ameno. En 1994 publicó Lástima de Cuba. El grandioso fracaso de los hermanos Castro, donde, con el mismo tono, plasmó sus opiniones, ya entonces críticas hacia la isla.
La fórmula de humor y lenguaje llano para trabajar contenido político la aplicó en sus historietas Los Agachados y Los Supermachos, publicadas a finales de los años 60 del siglo pasado.
Rius colaboró en las revistas más importantes de México y en vaios periódicos de circulación nacional, entre ellos La Jornada. Fue creador de revistas de humor político, como La Garrapata y El Chahuistle, así como El Chamuco y Los hijos del Averno
Severo crítico del sistema político, el imperialismo, el consumismo y la religión, Rius gustaba decir con sorna que tenía ‘‘un pacto con el diablo” el cual le permitió dibujar durante más de seis décadas y ‘‘volver ateos” a todos los que pudiera.
De posición progresista, tenía la convicción de que era necesario ‘‘resucitar a la izquierda” otra vez, aunque matizaba diciendo que ya no contaran con él, que cambiar al país era algo que corresponde a las nuevas generaciones.
Reconocido con el Premio Nacional de Periodismo de México en caricatura en 1987 y en 2010 por trayectoria, Rius estaba convencido de que el humorismo es una rama menospreciada de la filosofía.
Óscar Chávez en la funeraria donde velan los restos de Rius. Foto José Antonio López
‘‘Los grandes filósofos son muy serios; a veces cuesta trabajo entender todo lo que exponen o dicen. En cambio, el humor es lo que hace reír a la gente, y eso le da mucha envidia a los filósofos, similar a lo que ocurre con los pintores hacia los caricaturistas”, expresaba.
‘‘El humorismo, a mi modo de ver, consiste, en buena parte, en burlarse de la gente, de los defectos de la sociedad, la metida de pata de los gobernantes. Por ejemplo, los caricaturistas tenemos el privilegio de poder burlarnos casi impunemente del Papa para abajo y para arriba; igual hacemos chistes sobre Dios y el Espíritu Santo o las vírgenes que sobre los presidentes de la República, que además cada vez dan más materia.
También sostenía que detrás del humorismo hay casi siempre una sonrisa amarga, acaso hasta cruel: ‘‘Los humoristas tenemos fama de ser muy pesimistas, porque nuestro trabajo no se basa en la ilusión ni en la esperanza, sino en la realidad, y ésta es muy cabrona, dura”.
‘‘Nos nutrimos de eso, no de una cosa abstracta, sino de lo que está ocurriendo; la vida es terrible. Además, es una forma de ver la vida. Siempre es mucho más agradable vivirla de buen humor que amargado o estar todo el tiempo renegando.”
El caricaturista veía al humor como una manera de hacer más ligera ‘‘la jodida realidad” de los mexicanos. ‘‘Sin humor, no sé adónde iría este pueblo. El único desquite que tenemos los mexicanos es reírnos de los poderosos que nos están jodiendo, y sin ello este pueblo ya hubiera desaparecido, ya seríamos otra estrella más en la gloriosa bandera gringa”.
Y afirmaba que lo cábula del humor nacional proviene de herencia genética, desde que surgieron los primeros mexicanos, que eran los hijos de la chingada, como los llamó adecuadamente Octavio Paz.
‘‘Eran hijos de la violación, y pues buscaron alguna forma de revancha y se volvieron unos cábulas. La única forma que tenían de defenderse de los gachupines era el choteo, la burla”, dijo en otra entrevista con este diario.
‘‘Y eso persiste hasta la fecha, pero ahora hacia los gobernantes. Es una especie de desquite que tiene el mexicano luego de que esos señores le están dando en la madre.”
El maestro jamás asumió su trabajo dentro de la caricatura como una especie de revancha contra los poderosos. Más bien lo veía como una defensa de los que no tienen voz.
‘‘Me he preocupado por dirigirme al lector. Sé que mentarle la madre al gobernante no sirve para nada. A lo mejor lo agarra uno de malas y se desquitan con uno, como me pasó con Gustavo Díaz Ordaz”, dijo.
‘‘He procurado que en mi trabajo haya más el deseo o la intención de politizar, de concientizar a los lectores. Que tomen conciencia de lo que es este país, de lo mal que estamos y de lo que podemos hacer para cambiarlo.”
Elena Poniatowska lo consideró como uno de los grandes educadores de México del siglo XX. Los mexicanos no le damos tanta importancia a las cosas serias de la vida; lo que más nos critican es que somos una bola de irresponsables que llegamos tarde a todas partes, pero creo que es una forma de vida que deberían envidiarnos los extranjeros.
Sus colegas El Fisgón, Hernández y Trino lo describieron como “genio incomprendido, obispo fracasado y eterno curioso”, quien descubrió que mediante el humor los lectores comprenden mejor temas religiosos, filosóficos y de sexualidad.
Entre los más de cien libros que Rius publicó figura el Manual del perfecto ateo, con el cual se ganó la excomunión.

San Ateo


Llorando por Mexico


Creador


Peligro


jueves, 3 de agosto de 2017

Zavala y Moreno Valle, a la caza de Anaya, el nuevo Salinas

Zavala y Moreno Valle, a la caza de Anaya, el nuevo Salinas

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