I. La red de teléfonos en todo el país pertenece a Carlos Slim Helú, el multimillonario gracias a su socio-cómplice Carlos Salinas de Gortari, quien le entregó la empresa telefónica a cambio de un toma y daca de corrupción; tal y como ahora hace Peña con Petróleos Mexicanos (Pemex) privatizándolo casi gratuitamente a los pocos que le han entrado a su compra. Salinas y Peña, amarrados por el apellido Ruiz Massieu, resultaron, como dice Óscar Chávez, “como Santa Anna, el mejor vendedor”. Slim vive en su búnker en Nueva York, para escapar de la inseguridad y en cuya casa tuvo una reunión con los 50 empresarios que andan apurados advirtiéndole a Peña que si no compone el barco, López Obrador ganará por la buena la elección presidencial de 2018, o quien sea el candidato del partido Movimiento Regeneración Nacional. Dicen que Slim cuenta con 30 líneas inalámbricas conectadas a sus inversiones por el mundo para estar al tanto de ellas.
II. Mientras, en nuestro país tenemos un pésimo y caro servicio debido a la falta de mantenimiento preventivo, y que suelen reparar sus mal pagados y explotados trabajadores cuando estos reciben el reporte tras una grabación, ya que no hay operadoras para atender las quejas. A Slim esto lo tiene sin cuidado, pues con sus 60 o 70 mil millones de dólares, distanciado del peñismo, ya tiene sus apuestas en otros negocios, y en cualquier momento se deshace de Teléfonos de México (Telmex). Me cuentan los enterados que el cableado de dicha empresa data de 1950, fecha de creación de Teléfonos de México, en el sexenio proempresarial de Miguel Alemán. Y cuando Salinas decidió privatizar la empresa, Slim fue el adquiriente mayoritario de manera casi gratuita, pues hizo el pago en abonos de una cantidad para taparle el ojo al macho. Desde entonces no ha reparado ni el 40 por ciento de las instalaciones, y éstas se caen a pedazos. Sus empleados y técnicos hacen malabares para restablecer el servicio que presenta constantes fallas; pero es la incapacidad de la empresa para renovar un sistema tan viejo la responsable de que padezcamos las frecuentes suspensiones.
III. En las tiendas del multimillonario señor Slim: Sanborn’s, Sears, etcétera, venden muy caro haciéndolo obtener ganancias leoninas; y éstas le alcanzan para darse el lujo de vivir en Nueva York e ir y venir en sus aviones, mientras se deja retratar con pantalones de mezclilla; pero no los usa en sus actos formales –como lo hizo al recibir a Sofía Loren–, en reuniones con otros capitalistas o asistiendo a invitaciones de Mancera. El señor Slim continúa usando sus cuadros familiares para dirigir su imperio, como lo muestra la biografía que se mandó a hacer con Raciel Trejo: Carlos Slim: vida y obra. Pero casi igual que hace Peña al dejar que el país se convierta en un desastre, este personaje está dejando a Telmex irse a la ruina, al fin y al cabo es una de sus más de 1 mil empresas que lo hacen multimillonario en dólares; por lo cual nada le importa Telmex y sus contratistas a los que trata igual que a sus empleados: como esclavos. Slim está montado en el neoliberalismo económico capitalista, mientras tiene a Telmex en ruinas.
Álvaro Cepeda Neri*
*Periodista
Lunes, 26 de Octubre 2015
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