sábado, 16 de marzo de 2013
La disputa del Golfo
El descubrimiento de un nuevo yacimiento en aguas profundas anunciado por el presidente Calderón reactiva el conflicto entre México y Estados Unidos por el petróleo. Y es que mientras Pemex abandonó por años la exploración en esa zona, compañías europeas y estadounidenses tienen ya miles de pozos en el área
POR RODRIGO VILLEGAS, GEORGINA HOWARD - Viernes 7 de septiembre de 2012
http://www.reporteindigo.com/reporte/mexico/la-disputa-del-golfo
La paraestatal mexicana lo máximo que ha llegado a explorar en aguas profundas no alcanza ni los mil metros. El nuevo yacimiento anunciado por el Presidente Felipe Calderón está entre 2 mil 500 y 3 mil metros de profundidad.
Lograr acuerdos en la Cámara de Diputados para abrir la inversión en Pemex y evitar que la producción siga en picada es el reto del próximo gobierno
Solo si el ritmo de explotación preserva la riqueza petrolera por más tiempo y permite tener la reposición de reservas, el país no llegará a ser un importador neto
La inexistencia de la Isla Bermeja, como también se le conoce, inspiró diversas teorías de conspiración
El 29 de agosto pasado, el presidente Felipe Calderón anunció que Pemex había descubierto el primer gran yacimiento de crudo ligero en aguas profundas del Golfo de México.
Esta es la buena noticia.
La mala es que se encuentra a una profundidad que nunca antes ha sido explotada por el ser humano, entre 2 mil 500 y 3 mil metros, y que en el mejor de los casos podría empezar a producir crudo hasta la próxima década.
En contraste las empresas estadounidenses y europeas han perforado miles de pozos muy cerca de la zona donde se hizo este descubrimiento, y México apenas inicia este proceso.
Cerca del Hoyo de Dona
El yacimiento se localiza en la zona conocida como Cinturón Plegado de Perdido, en una área conocida como Salida de Bravo, cerca de la frontera con Estados Unidos, a 180 kilómetros de las costas de Tamaulipas.
Es el primer yacimiento cercano a uno de los dos Hoyos de Dona, como se les denomina coloquialmente a dos polígonos que están en el Golfo de México, justo en medio de la línea de la frontera marítima del norte.
Se trata de dos zonas de aguas profundas localizadas a cientos de kilómetros de las costas mexicanas, y su soberanía ha sido objeto de disputa entre los gobiernos de México y Estados Unidos.
El polígono occidental mide 17 mil kilómetros cuadrados; el oriental, 20 mil kilómetros cuadrados.
La importancia de estos famosos hoyos radica en su riqueza de hidrocarburos, ya que la alta probabilidad de descubrir grandes yacimientos de gas y petróleo beneficiaría a México significativamente.
Hace 30 años inició la disputa bilateral por este territorio marítimo. Terminó 15 años después con un acuerdo firmado por las cancilleres Madeleine Albright, de Estados Unidos, y Rosario Green, de México.
Sí, concluyó la disputa, pero no el debate. Y la polémica se prolongó hasta principios de 2012.
Fue en febrero pasado cuando Hillary Clinton, secretaria de Estado de Estados Unidos, y la canciller mexicana Patricia Espinosa firmaron el Acuerdo para la Exploración y Explotación de los Yacimientos Transfronterizos.
El sector energético será el eje central de las políticas económicas de la próxima administración porque la explotación del petróleo representa 30 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
México logró librar –de panzazo– la recesión económica de 2008 gracias a las reservas petroleras, pero Pemex requiere una renovación estratégica urgente para maximizar su producción y eficiencia.
Aunque los yacimientos están produciendo menos, la paraestatal tiene planes para expandir las actividades de refinación con la apertura de nuevas plantas.
Por eso está construyendo la Refinería Bicentenario Miguel Hidalgo en el municipio de Tula.
Para cuadrar los costos de la construcción de refinerías y satisfacer la demanda de crudo, Pemex ha incursionado en la exploración en aguas profundas.
Con esta nueva misión, resurge la controversia de los Hoyos de Dona. Principalmente por el polígono occidental, que es el más cercano a las costas mexicanas.
El tratado de 1998 sobre el Hoyo de Dona Oriental estipula que de los 17 mil kilómetros cuadrados del polígono, México tiene derechos sobre 61.7 por ciento del área. El 38.3 por ciento restante le corresponde a Estados Unidos.
Un logro cuestionable
Lo que en ese entonces fue considerado un logro, hoy es visto desde una perspectiva más realista.
A pesar de contar con la mayor parte del polígono oriental, México tiene dos obstáculos: la profundidad del yacimiento y la geografía marítima.
Una buena parte del polígono mexicano se encuentra en aguas ultra profundas, y muy pocas empresas privadas cuentan tecnología apropiada para perforar en ese tipo de terrenos submarinos.
Algunas zonas sobrepasan los 2 mil 500 metros de profundidad, y nadie ha perforado a esa distancia.
El segundo obstáculo es la geografía marítima. Aunque a Estados Unidos le corresponde un área menor del hoyo oriental, la plataforma marítima es plana y ofrece mejores condiciones para la perforación.
En cambio, la parte que le corresponde a México se encuentra sobre una llanura abisal, que es un terreno muy deteriorado, accidentado y difícil de perforar.
La planeación estratégica del sector energético, especialmente de Pemex, estará en el ojo del huracán en los próximos años.
También es una realidad que revitalizar el prestigio e influencia de México en el mundo es un imperativo de seguridad nacional.
Por una variedad de razones, que van desde la pérdida de eficiencia del sector energético hasta la inseguridad provocada por el crimen organizado, México ya no aparece en la foto del panorama global.
Las aguas se empiezan a mover porque son varios los que aspiran a ocupar los puestos clave en esta misión de reposicionamiento internacional.
Incluso hay quienes ya levantaron la mano, como la ex canciller Rosario Green.
En cuanto a Pemex y las secretarías de Energía y Hacienda, suenan varios nombres, algunos muy conocidos, pero habrá que esperar al primero de diciembre para que se aclaren –y aquieten– las aguas.
Robo de crudo
La paraestatal pierde un promedio de 25 mil barriles de crudo al día por robos, lo que equivale a casi uno por ciento de la producción promedio total, reconoce Carlos Morales, director de Pemex Exploración y Producción.
“Lo de las sustracciones ilícitas era un tema muy recurrente en gasolina, pero ahora se nos está dando en el crudo”, advierte.
Lo más grave es que Petróleos Mexicanos ignora hacia dónde se puede estar yendo el crudo. Lo que está claro es que la merma genera pérdidas diarias de casi 2.5 millones de dólares.
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